Tienen el corazón sepultado en un lejano camposanto
trasmiten réplicas de la misma muerte
a partir de las ventanas vidriosas de sus ojos sin ojos
pálida esencia multi-trasmitida
como todos esos monitores de las casas marginadas en domingo.
Ajustados al mismo mensaje, al mismo canal televisivo
van trotando sobre tractores acondicionados al suicidio.
Dejan que al ruedo se pase por lo que sea:
sobre la difusa idea de la dignidad
sobre la vida calcinada entre llantas compartidas,
sobre la paciencia en marcha al paradisíaco sitio de la parálisis neuronal.
Entristecen de saber que el ser de tierra lleva las manos vacías
de su espanto, de su melancolía y de su aprecio.
Pero concentrados van en la tarea de lenta putrefacción
conforme al apetito dictado del proceso que en solemnidad
desarrolla en ellos el enjambre de gusanos vestidos de frac.
Me hacen el desaire de siempre,
me convidan de sus prototipos reciclados,
me recuerdan el amancer sombrío provocado a fuerza de hambrientos.
Tierra del éxodo agricultor de la vid
en el ayer del olvido,
en el rocal de la historia del viernes pasado por la noche,
en el canto del chivo expresado en la difusa memoria de sangre
en la tierra del ancestral oficio de padres
(menos afortunados que los nietos que de abuelos campesinos fueran),
bendicen la amnesia concentrados en la madrugada de sus vidas,
anhelando que por vida de dios se repita exactamente así al día siguiente.
volviendo a repetir, volviendo a repetir, volviendo a repetir
gramática ajustada a la necesidad de clonar los días.
Donde por nada del mundo quepa nunca la noche.
Hay condiciones que rigen la emoción en tenor irrevocable
ellos todos participan de la maquinaria que dota el sustento
contenido neto enlatado con esencia en desnutrición mental,
vales despensa canjeados oportunamente en las filas del subsidio
canasta básica de las mentiras que se aferran a la vida
política del desarrollo social acorde a una mejor distribución de la codicia.
Puertas cerradas bajo el principio de la colectividad que decidió
por razones de pragmatismo, la mejor esperanza posible:
El acto de la desvinculación individual
el escape de toda compenetración, a menos que de morbo se trate
a menos que de garantía le sirva a la sagrada reproducción de la especie.
Me hacen llorar y caigo a la valentía del hambre
me hacen olvidar lo que de buen modo se sabe
me hacen llorar y no puedo.
Puedo tener a raya la renunciación a la vendimia
lloro de la fuerza que pregona la cadena alimenticia
visto de rojo al predador que se olvida de mi carne
cambio el olvido por el propósito de comer y dejarme
arrastrar por la costumbre de silencios inauditos
trato de expresar el repudio de poder ser parte del banquete
por el hecho mismo de que no se puede
con todas estas uñas achatadas y sangrientas
por el ansia de comerlas sin saber que bien podrían
servirme de instrumento de pellizco a la carroña.
Me alimento de uñas, de mi carne en proceso de inanición
carne que se muere de hambre y que me sirve de alimento.
Cómo poder ser carne de origen chino
que con tal capacidad de adaptación
y sin más pretensión que el alimento,
proporciona a este pueblo de jodidos (a precios accesibles)
la virtuosa aurora en formato emepetrés
el par de audífonos que se conectan fácilmente en cualquier orificio portátil.
Cómo hago para ser parte de todo éste menester de vida,
que en relatos justificados en términos de metafísica
poseen la extraordinaria capacidad de olvido
de todo lo que no se llama voluntad y empeño.
Tengo ganas de rezar, sin pensar en la posibilidad
de estarme en soliloquio figurado.
Tengo ganas de hacerme un fetiche agujereado
para colgarlo en este cuello bifurcado.
Tengo ganas de no llorar y de vivir en plenitud
la comunión de colmillos allegados en día de gracias.
Verter en hermosa convivencia de familia
estas palabras dentro de estuches encuadernados
firmados y con respectivo código de barras.
Que mi dichosa prole cobre regalías de un producto
que a todas luces sabido
forma parte de lo que vende
por que pretencioso asoma en contra del mercantilismo.
Imposible escapar a donde sea
imposible encontrar en los mapas de pobreza mas recientes del INEGI
la información precisa para convencer a los de abajo
de la conveniente acción de no venderse.
Sabios comparsas de la depresión cultural
que miran al que dice tener la solución
(A dios gracias), como el refrigerio del fin de semana.
Mientras hace que el supuesto, no le invade
va metiéndose en cajones sobrerruedas
ninguneando las nostalgias y a decirse con tristeza
su epitafio en un bosquejo:
donde a todo el que madruga, lo devora la amnesia…
martes, 26 de enero de 2010
lunes, 11 de enero de 2010
Hombres de los otros tiempos...
...Un grupo de sombras tambaleantes se arremolinaban en el último tercio de celda, eran de siluetas incomprensibles, adefesios contingentes de un ligerísimo rumor a humanos.
Etiquetas:
Fragmento de la novela "Delirio Andante"
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