miércoles, 6 de abril de 2011

Excitación posmórtem


I
Resucitar a tiempo
no tendría sentido.
Me quiere tu melancolía
en la sala de los lloriqueos rentados.
Es cierto, he muerto.
Pellízcame y verás.
No en las nalgas.
No con tus dientes en mi glande.
No entre tanta gente.
No en mi muerte.

II
Vas pasando entre los dedos un rosario.
Necrófila en disfraz de duelo
recuerdas mi pubertad eterna, hasta ahora.
Recuerdas la ceguera de los feligreses a sueldo, hasta ahora.
Recuerdas que tienes cuerpo, hasta ahora.
Dejas el rosario a un lado,
te remites al pene de ahorcado, aún erecto.
Lames la extraña lubricidad de sal y semen
lloras.

III
Es inevitable: dos cuerpos
el tuyo recién nacido
el mío, recientemente muerto.
Absurda combinación de anhelos;
ahora se parecen tanto.
--Estoy muerto
--me estás excitando
--Estoy muerta
--Préstame tu rosario
--Me excitan tus cirios
--Puedo?

IV
Están por llegar.
Traen un féretro amarillo
(mi última voluntad).
Se hace tarde.
Sigues desnuda
ensayando ante el espejo
La mueca no es perfecta !maldición!
Me tienes en el clóset
aún goteando en semen...

V
Incorregible
mis manos se te aferran a las ingles.
Tocan el timbre.
Llegaron los parientes lejanos.
Miras mi cuerpo y lloras.
Vendas mis ojos y sigues la rutina.
Qué más da.
Ya no piensas.
Abres las nalgas y me devoras.
La muerte
puede esperar.