jueves, 11 de julio de 2013

Los hijos de mi padrino

Repatriación de tierra


Soy un artesano asilado en el oficio de albañil, circunstancialmente; fui contratado por una compañía de los hijos de mi padrino llamada: "Building border USA Friends". Nos dieron chamba, casi a todos los artesanos, tamaleros, camoteros, tlachiqueros, campesinos, niños, ninis y boleros de casi todo el estado de Puebla. Nos fuimos en varios camiones, todos muy contentos por tener trabajo. Se trataba de construir un muro inmenso en la frontera con los gringos. Los hijos de mi padrino, nos dijeron que todo era legal, que ellos eran la compañía oficial outsourcing elegida para la contratación de mano de obra y que nos iban a pagar en dólares: seguro médico, prestaciones superiores a las de ley (la ley de acá), ayuda para alimentos y toda la cosa. Cuando llegamos, nos dijeron los ingenieros que eran un chingo de kilómetros y que no eramos suficientes. Así que los hijos de mi padrino, se pusieron a reclutar gente de Zacatecas, Hidalgo, Michoacán, Estado de México, Oaxaca y San Luis Potosí. Cada estado se iba agarrando de su tramo de muro y a darle con ganas. Los meses pasaban y nada que terminábamos; así que los hijos de mi padrino se jalaron a trabajadores de otros 6 estados y así, hasta que, según se dijo, había sido solucionado el problema del desempleo en todo el país; se estaba considerando seriamente en jalar también a los Guatemaltecos, Hondureños, Salvadoreños y toda la región centroamericana. Eran un chingo de Kilómetros, dijeron los ingenieros y no nos dábamos abasto. Para colmo, las cimentaciones se hicieron de forma irregular, la franja fronteriza comenzó a modificarse por falta de una orientación precisa, debido a que los Gepeéses de los ingenieros no jalaban adecuadamente. Al parecer, los gringos tenían bloqueados los satélites para todas las regiones fronterizas. Así que lo solucionamos a la Mexicana. Primero, tumbamos las láminas del incipiente muro que en algunas fracciones ya se había colocado. Un responsable de cada franja, pidió a los ingenieros su Gepeéses y nos fuimos en bandada caminando más al norte. A lo mejor-pensamos- esos pinches gringos nos han metido la frontera más pa´acá de lo que debiera ser y por eso los Gepeéses, no las reconocen y no jalan. Las patrullas de la migra, nos miraban alarmados, éramos un chingo, buscando el sitio preciso para comenzar las cimentaciones del muro. Comenzaron a sobrevolar un chingo de helicópteros y a decirnos quiensabe cuánta cosa en inglés. Luego nos enteramos, que los hijos de mi padrino, jalaron con todo y trocas y camiones detrás de nosotros y que andaban bien cargados de pura droga. Esa fue la causa de todo el desmadre, por que comenzaron a dispararnos y la verdad que nos encabronamos; porque de buena fe, nos interesaba la chamba y nos trataban como delincuentes. Los hijos de mi padrino sacaron los paquetes de droga y nos fueron dando a cada cual una parte suficiente para defendernos (eso dijeron). Yo no entendía, pero vi cómo uno de los ingenieros se adelantaba, ponía la mano extendida con el paquete y como pajaritos hambrientos bajaban los helicópteros, abrían la boca y se devoraban toda la hierba. Todos seguimos su ejemplo y fuimos alimentando a los cada vez más dóciles helicópteros, tanques, aviones y militares a pecho tierra. Ora sí, ya nos entendimos, ya funciona el Gepeése y se ve rechingón desde el satélite cómo nuestro país está más grande. Tenemos que apurarnos a construir el muro. Los hijos de mi padrino, nos pidieron difundir este mensaje, avísenles a los sudamericanos; a ver si nos vienen a ayudar a terminar; antes que a esos gringos se les acabe la mota.