lunes, 31 de enero de 2011

Espejos


Como de opuestas dimensiones,
somos los reductos del tiempo,
reencuentro de la misma esencia en un suspiro,
en una rendija de noche,
en la neblina resultante de la explosión original.
No me reconoces, me miras con los ojos dilatados,
te introyectas en los restos de estas pestañas grisáceas,
te diluyes en mi alma y no tienes dudas al respecto.
Cuando vuelves al trajín de tu barca,
a tus batallas y circunstancias de rescate en el mar negro,
con las almas del purgatorio anudadas al cuello, vuelves a mirarme.
Tienes miedo del espejo donde sale contra toda profecía:
El estertor de un mundo paralelo.
Apagas la intensa luz de tus ojos
dejándome a ciegas, olvidas tu propia batalla
entonces recurro al recuerdo:
sujeto el rocío de unos cuantos ayeres
les balbuceo y concedo mordiscos discretos
elevo el nivel de su temperatura
anudo a mis labios montoncitos de una materia en estado líquido
y embadurno a mi sed del consuelo suficiente
en tanto surge
la siguiente inevitable lluvia de ambos.