--¡Búscalo! Ahí debes tenerlo-- Me dijeron mis padres un día-- ¡búscalo! Nosotros te lo dimos hace tiempo…
--Pero juro que no lo tengo, tampoco lo siento-- dije tranquilamente.
Comenzaron a golpearme.
Me sacaron al sol, me desnudaron, me dejaron atado al techo, dos días y catorce horas, sin comer. Entonces, sorpresivamente lo encontré...Era el odio.
miércoles, 21 de noviembre de 2012
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